A lo largo de mi dilatada vida colombófila, he conocido a muchos colombófilos con costumbres, manías o caprichos que, al menos a mí, me han resultado cuando menos curiosos.
Así por ejemplo, los he conocido que solo tienen palomas de un determinado color, otros que aceptaban cualquier color excepto bayas y variolets. Recuerdo a un compañero que solo tenía rodados y azules y a otro que solo tenía negros. Tengo un amigo que, en su palomar, es muy difícil por no decir imposible, ver rojos, bayos o variolets.
Una vez conocí a un colombófilo, hermano de un amigo, que una vez que sacaba los pichones, los pasaba por la mano y sacrificaba todos aquellos que, a su juicio, no respondían a lo que les exigía.
También en una ocasión leí que un determinado y afamado colombófilo decía que, cuando un pichón no se bañaba, lo sacrificaba.
Los hay que seleccionan a las palomas por los ojos, por las alas, por la quilla u otras características y así, la mayor parte de sus palomas poseen una determinada característica.
Tuve un compañero y muy buen amigo, que le gustaban los variolets siempre que no tuvieran el pico blanco.
Mientras que algunos colombófilos mantienen a sus reproductoras hasta que mueran de forma natural, aunque lleven años sin procrear, otros las sacrifican cuando llegan a cierta edad anquen sigan procreando.
Siempre digo lo mismo, una buena paloma lo es independientemente de su color y del resto de su morfología y que una paloma premiada en estándar por belleza, rara vez podrá ser una gran paloma de competición. He visto palomas comprobadas desde Casablanca, que cualquier colombófilo exigente hubiera rechazado en su palomar.
Creo que la mejor selección que se puede hacer para determinar si una paloma es o no buena, es por la cabeza. Por la cabeza.... por dentro. Y creo que hay colombófilos con suficientes conocimientos, experiencia y capacidad de observación, que si no son capaces de saber la actividad neuronal de una paloma, si pueden intuirla.
juan reboso.